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VÍCTOR Y SU CANTABRIA

 

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EL PÁJARO AMARILLO

POR ÁNGEL VEGA RUIZ

Solo desde la suicidad heroicidad y profunda camaradería que plasmó mejor que nadie Howard Hawks en una de sus obras cumbre, solo los ángeles tienen alas, se podría explicar lo que fue para muchos hombres del siglo pasado la aventura de volar. Historias de hombresomunes convertidos en dioses gracias a un sueño que hoy nos resulta tan familiar comocruzar la clle. Pero basta con ver como era la cabina de El espíritu de San Luis, el avión con el que Charles Lindbergh cruzó por primera vez el Atlántico, para pensar que auqella locura solo estaba reservada paraa unos pocos. Entre ellos, los tres elegidos de la historia de El pájaro amarillo: Armand Lotti, promotor de expedición; Jean Assolant, primer piloto, y René Lefévre, navegador. Los tres protagonizan el suceso del primer vuelo europeo transatlántico y de su fortuita escala en España, en la cántabra playa de Oyambre. La historia de superación de -Lotti, Assolant y Lefévre- es maravillosa, una peripecia que entonces acaparó todas las noticias del mundo y cuya memoria se ha mantenido viva en Francia pero no tanto en España, donde tan solo un dsicreto monumento de piedra en esta playa cercana a Comillas recuerda la aventura. El 14 de Junio de 1929 Cantabria entraba en la historia de aviación transoceánica l ver como el Pájaro Amarillo se posaba en la playa de Oyambre, procedente de la playa de Old Orchard ( en el Estado de Maine, EE.UU.). Su destino era el aeropuerto de Le Bourget, en París, pero problemas mecánicos de la aeronave hicieron que ésta se posara en el maravilloso arenal cercano a Comillas..Nadie programó que el primer vuelo transatlántico entre EE UU y España fuera francés. Solo fue fruto del azar que el 14 de junio de 1929, a las 20.40, el avión El pájaro amarillo realizara un aterrizaje de emergencia en la playa de Oyambre (Cantabria) sin una gota de gasolina y con cuatro tripulantes (uno de ellos, un polizón, el primero de la historia) que llevaban casi 30 horas cruzando el cielo con la certeza de que algo había fallado y no llegarían a su destino, París. Un episodio insólito, rodeado de leyenda, que la mayoría ha olvidado pese a que aquello convirtió por unos días a la hermosa costa montañesa en centro de atención de todo el mundo. La memoria de aquella odisea se ha mantenido viva en Francia, aunque en menor medida en España, donde apenas quedan testigos y donde tan solo un discreto monumento de piedra en Oyambre da cuenta de la historia. "Aún no tenía siete años cuando ocurrió aquello", recuerda Manuel Gómez, conocido en Comillas como Lolo el Zapatero por el comercio de calzado que regentaba su familia. A sus 87 años problabemente es el único testigo directo que queda de lo que ocurrió durante aquellos días. " Fue un acontecimiento tremendo. El primer día fui con mi abuelo, que nos llevó en carro tirado por caballos a la playa. Al día siguiente, volvimos con los maestros del colegio. El espectáculo que se montó en la playa era lo nunca visto. Soy incapaz de recordar si he comido o no alubias esta semana, pero jamás olvidaré aquellos días". Entre 1920 y 1927 más de 100 hombres murieron en el intento de cruzuar en avión el Atlántico. En 1927, Lindbergh lo haría en solitario a bordo del minúsculo El Espíritu de San Luis. Fue aquella hazaña la que animó a decenas de pilotos a la conquista de un futuro que de la nohe a la mañana puso las nubes al alcance de la mano.