LOS ULTIMOS HORREOS DE
CANTABRIA
Los hórreos de Cantabria llegará, prontamente, un día
en que puedan ser contados con los dedos de ambas manos. Aunque una resolución
de la Dirección General de Bellas Artes
fechada en 1979
anunciaba
íncoarse expediente de declaración de monumentos
históricos en favor de los existentes en las provincias limítrofes de Palencia,
León y Santander, la realidad es que
el documento no llegó a su término y, por lo tanto, no pudo producirse
semejante declaración de amparo a una de las construcciones más típicas del
medio rural.Sólo Liébana, en toda Cantabria, es, actualmente, santuario de
estos graneros construidos hace muchas décadas como símbolo de una economia de
subsistencia.
Ahora ya sólo guarda los "trastes" viejos de
la casa, confiesa al periodista un extrovertido septuagenario de Pido, en las alturas de Liébana, propietario
de un airoso bargareto que tiene como fondo las cresterías imponentes y
cercanas de los Picos de Europa. Dice el hombre que ningún otro granero de la
comarca ha hecho funcionar más el objeto de las cámaras del turismo
ínternacional. "Cuando yo nací-hace setenta y cinco años ya-, el
"horreu" estaba aquí, en su sitio".
Como casi todos los
existentes en la región, este bello granero de Pido
guarda un vetusto carro de ruedas enroñecidas por el transcurso de los años
desde entonces bajo el puente de incipiente Deva. Y es que en Liébana apenas ya
siembran trigo y avena, maiz y garbanzos, que hasta principios de siglo se
almacenaban en el ínterior de estas airosas construcciones para atender al
consumo diario por los habitantes de la casa. Y las mazorcas del maíz tampoco
se curan ya en el exterior.
La tentativa de proteger los hórreos de Cantabria, que
no llegó a hacerse oficial por dejarse inconcluso el correspondiente expediente
incoado, se dejó sentir seis años después de que una disposición colocara bajo
amparo oficial los hórreos o "cabazos" antiguos existentes en
Asturias y Galicia. Mucho más cuidadosos con la defensa de símbolos tan auténticos
de la arquitectura rural, nuestros vecinos del Oeste han podido salvar, en el
curso de estas últimas décadas,muchos graneros de la desaparición, al obligarse
a los poseedores o usuarios a mantener tales ínstalaciones en su asentamieno
primitivo, impidiéndoles, además, la ejecución de obras de reparación sin
previa autorización, oficial.
Como tenía que ocurrir
con algo que ha perdido su uso, los últimos hórreos de
Cantabria, radicantes en Liébana en su mayot parte, presentan un penoso estado
de conservación, cuando no de ruina casi absoluta, como ocurre con uno de los
que tienen su emplazamiento en Espinama. Hay lugareños que han aprovechado estas pequeñas y garbosas
edificaciones para la instalación de colmenas y son numerosos los que con decoraciones florales pretenden
ocultar una desvaída belleza. Lamentablemente, en la mayor parte de los casos
los pintorescos graneros del siglo pasado son mugrientos almacenes donde tienen
su asiento vestigios del ajuar que quedaron inservibles hace muchas décadas.A
diferencia del construido con materiales de derribo por un vecino de Potes, que
lo ha convertido, junto a su residencia de nueva construcción, en alegre
elemento decorativo, a orillas de la carretera que conduce a Espinama.
Los últimos hórreos de Cantabria con tejados a cuatro
aguas recuerdan la línea de los esbeltos graneros de la ínmediata Asturias. Son
construcciones de madera con las cepas de piedra, armoniosas en sus formas y
líneas, muy inferiores en superficie a los cabezos gallegos, que para Castelao
constituían verdaderas joyas arqueológicas, dignas de ser estudiadas
apasionadamente por los investigadores.
El hórreo que aquél describia se sigue
aún empleando para la conservación del maíz con las panojas sin desgranar.
Niguna región española puede atribuirse el descubrimiento o la invención de los
llamados "dolmenes agrarios" porque el hórreo, que data de la
Prehistoria, ha tenido su asentamiento en innúmerosos países de la vieja Europa
como testimonio de una cultura de dimensiones troncales. El origen de la
palabra "hórreo" es latino, según ciertos investigadores;
concretamente "horeion"
es una voz que tiene origen griego. Un escritor,
Terencio Varron, asegura que el hórreo era ya conocido en el siglo primero
antes de Jesucristo; "canastro" le llaman, actualmente, los gallegos
y también "cabazo"; por "garai" se conocen estos graneros
aéreos en determinados pueblos situados en los Pirineos; "garaixe" es
la denominación preferida por los vascos....
Tres años se cumplirán proton de la creación de la llamada
Federación Española de Amigos de los Hórreos, que en 1984 hizo transmisión de
sus inquietudes al Consejo de Europa a fin de intentar su ayuda para un mejor
conocimiento del desarrollo de las actividades de protección y conservación de
los viejos graneros del continente. Fue, realmente, el primer paso adelante
para la celebración del I Congreso Europeo del Hórreo, que tuvo lugar,
recientemente, en Galicia, con la adhesión del consultor de la UNESCO. En toda
la vieja Europa se registra, actualmente, un movimiento de colaboración en pro
de la tutela de los viejos hórreos que aún pueden verse en Hungria y Polonia,
en Italia y Francia,en España y Noruega...
Estudiando su emplazamiento, según algunos
antropólogos,, pueden investigarse ciertas raíces comunes de muchos pueblos
europeos que ní siquiera tienen fronteras geográficas entre sí.
En el futuro cabe la esperanza de que se potencia una
ruta turística para la contemplación de estas construcciones de marcado origen
rural y artesanal, símbolo de la heroica lucha del hombre en pro de su
subsistencia, monumento de tan diversas y ricas tradiciones populares. Mucha
prisa habríamos de darnos aquí en Cantabria para lograr que los "ultimos
hórreos" regionales recobren la belleza y el ornato perdidos por tantas
décadas de desatención y abandono. Con muy reducido presupuesto, el Gobierno
autónomo podría incentivar a los propietarios de los que aún se conservan en
Polaciones y Liébana, a fin de hacer posible su recuperación para el patrimonio
turistico y etnológico de la región.
texto de JESÚS DELGADO